martes, 13 de julio de 2010

A las dieciocho semanas tu bebé tiene figura humana, sus manos y pies son perfectos...¿Quiere decir que antes no tenia figura humana? Antes tomó todas las figuras de los antepasados de nuestra humanidad y todas sus formas. Las dos primeras células de un ser humano portan la memoria de innumerables ancestros de formas cambiantes. En nueve meses la naturaleza rehace a toda marcha su obra de quinientos millones de años de transformaciones. El vientre de las mujeres es un planeta que rehace indefinidamente el mundo en el secreto de su océano en miniatura. Tu encantador bebé se volvió pez; a las cuatro semanas de vida, con su bolsa vitelina nutricia sobre el vientre, parecía un joven alevín. Con esbozos de miembros se asemejó a las criaturas semiacuáticas y semiterrestres salidas del océano primitivo, y ahora es un mamífero con una especie de piel vellosa sobre todo el cuerpo, el lanugo...Estas inquietantes metamorfosis explican seguramente que durante siglos se haya vacilado en reconocer al feto se pertenencia al a familia humana, viéndoselo más bien como un ser híbrido, mitad animal, mitad criatura sin alma.
Thérèse Bertherat.

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